viernes, 29 de junio de 2012

Caminando entre relojes

Se supone que hoy es uno de esos días en los que te tienes que sentir bien, de esos en los que la gente te dice "que nadie te joda el día" pero siempre viene alguien y lo jode. Pero no siempre es alguien. Suele ser algo, se suele llamar tiempo, pero tiene otros nombres. ¿Por qué es eso? ¿Dónde está el tiempo, si nadie lo ve? El tiempo está en las manecillas de los relojes, en sus engranajes, en cada uno de los píxeles de un reloj digital, en la voz de ese señor que anuncia la hora, en cada letra de una canción que va pasando poco a poco, en cada pitido de un metrónomo, en cada segundo de un cronómetro. El tiempo, del que dicen que su hermano gemelo es el olvido. El mismo que hace que te preguntes en un día de lluvia cada cuánto cae cada gota al suelo, el que te hace pararte a pensar un segundo. Sí, se suponía que hoy era uno de esos días "perfectos". Ningún día puede ser perfecto si pasa el tiempo por él. Nada será perfecto. Ni siquiera un día. Ni un segundo, porque seguirá siendo preso de un reloj. Todo el tiempo que pase será un servidor del olvido. Algo perfecto sería algo que se hubiera parado en el tiempo. Y eso, de momento, es imposible.


Imagen de weheartit.com

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