lunes, 16 de enero de 2012

por mí


Llorar por una muerte, por un desafío, por un mal presagio, por una apuesta de vida perdida. Llorar por el hambre, por la sed, por el fuego, por el hombre. Llorar por perder, por recordar, por dejar de soñar, por no poder ser feliz. Llorar por palabras, por uniones, por amistades perdidas, por corazones rotos. Llorar por el tiempo, por envejecer, por no ser capaz de seguir adelante, por tirarlo todo por la borda.
Llorar por no poder olvidar, por ser incapaz de mirar atrás y sentirse indiferente.

viernes, 13 de enero de 2012

y si no lo hubiera hecho

Cierto día, recuerdo haber mirado al cielo y haber visto nubes de formas, formas de colores y colores de nubes. También recuerdo que me caí en el paseo hasta el parque de al lado de mi casa y también que quise un helado y no me lo compraron. Aquel día, aquel día aprendí a contar el agua y los sueños, y aprendí a recoger el aire con mis manos. También recuerdo haber comprendido la diferencia entre reír y sonreír. Y también recuerdo que intenté recordar cuántos soles hay en un día de primavera, y el número de sonrisas que hay en una tarde de verano. No lo conseguí, pero aún me acuerdo de cuánta felicidad hay escondida en cada rayo. Y creo que ese día también aprendí para qué sirve la vida, la razón por la que estamos aquí. Ese día, dejé de ser pequeña.
¿Recuerdas... recuerdas que cierta vez te dije que nunca olvidaría el número de sonrisas que hay en una tarde de verano, tal y como tú me enseñaste? Me dijiste que me creías.
Ahora lo único que quiero que hagas es perdonarme. No me acuerdo, y ahora ya no me merezco ni acordarme ni que me lo recuerden. Es más, quizás aquel día fue un error. Quizás habría hecho mejor en salir a cazar mariposas, a revolcarme en barro y a embadurnarme de chocolate. Quizás así no habría escuchado tus palabras. Quizás ahora no estaría diciendo esto, y quizás mi vida hubiera sido más fácil. Quizás habría hecho mejor en no escuchar, pero no me arrepiento. Quizás, si no te hubiera oído y no me hubiera parado para oír mejor, no sabría la razón de nada. Quizás yo ya no existiría. Quizás yo ya no estaría aquí.

a ti, solo a ti

Y te robaré por fascículos, como la RBA. Cada día tendré un trocito más de ti, te disfrutaré y luego de guardaré en un rincón a la espera de tus demás compañeros. Te compraré en pequeñas partes, así se me hará más fácil la espera hasta tenerte completo. Porque no te puedo tener, ¿verdad? No. No hasta dentro de mucho tiempo. Por ello llenaré ese tiempo con tus pedazos. Robándote. Así es como trabajo. En solitario. Robando...