domingo, 19 de diciembre de 2010

sentimientos encerrados

Sinceramente, no te mereces que yo te trate como te trato, pasas de mí y pasas de todo el mundo menos de quien te puede hacer quedar bien. Que crees, que me doy cuenta de todo. No serás capaz de eludirme, sabes, así que si quieres que esto termine dilo de una vez y acabará. Pero el problema es que yo no quiero que acabe, porque todo es cuestión de sentimientos profundos, enterrados uno encima de otro, y sin saber quién soy, así vivo yo y así vivimos unos cuantos, por no decir todos, porque yo estoy intentando sacar una vez más adelante todo, pero tú te empeñas en dejar las cosas importantes debajo de todo, como si estuvieran apresadas bajo las zarpas de un tigre, los sentimientos encerrados en una caja de plástico, con llave, sí, pero de plástico, por ello no le das importancia a nada y nada te importa, ni siquiera yo, ni mi felicidad, así que si lo que quieres es echarme de tu vida, ¿por qué no lo dices? ¿tienes miedo? ¿acaso crees que yo te puedo atar a mí como si de ti dependiera mi vida? No, no, si piensas eso estamos muy equivocados por aquí, eres perfecta y completamente libre de hacer lo que te dé la gana, a mí ya todo me da igual lo que hagas, lo que haga yo y lo que haga el mundo. 
¿Se acabó todo? 
No.
Aún quedarán esos sentimientos enterrados en esa caja de plástico con llave, y son esos los que nos llevarán a la realidad, esa a la que nadie quiere ir, porque lo que importa es cuando estamos sólo con el mundo, no cuando el mundo está con nosotros, pendiente de todo lo que hacemos, siguiendo nuestros pasos... Una vez más, quiero volver a abrir esa caja de plástico con  llave y liberar esos sentimientos que están ahí encerrados, y que el mundo se dé cuenta de todo. Y tú también.

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