Pinta un mundo de colores.
Coge una estrella fugaz y tómala entre tus manos. Elige un trozo de mar, un mar insondable, un mar infinito, y deposítala allí. Simplemente déjate llevar.
Coge un pedazo de luz y llévatelo contigo a todas partes, a todas, a todas. Siempre, guardado en un bolsillo, entre tus manos, para que te guíe en el arduo camino de la vida.
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